Los restos de dos de las 10 víctimas de la matanza de La Cantuta, cometida en Perú por el grupo militar encubierto Colina, fueron enterrados en Lima este último sabado por sus familiares, tres décadas después de los crímenes por los que el expresidente Alberto Fujimori (1990-2000) fue condenado a 25 años de prisión.
A través del equipo de Dirección General de Búsqueda de Personas Desaparecidas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, se brindó acompañamiento a los deudos a fin de permitirles realizar una digna sepultura a los fallecidos.
En una ceremonia en el cementerio ‘El Ángel’, los familiares de Dora Oyague Fierro y Armando Amaro Cóndor dieron el último adiós a los estudiantes asesinados. «Estos 31 años son la muestra del amor más grande, porque solo el amor nos ha motivado a buscar verdad y justicia, y hemos logrado que los autores materiales e intelectuales sean condenados. Hemos conseguido verdad y justicia», dijo a la agencia EFE Carolina Oyague, hermana de Dora Oyaque, una de las víctimas de la matanza.
En tanto, los restos Bertila Lozano Torres, Felipe Flores Chipana y Marcelino Rosales Cárdenas serán trasladados a sus respectivas regiones de origen para proceder con su entierro.
Los restos humanos en cuestión fueron enviados a un laboratorio de Inglaterra en 1993 con la finalidad de identificar de quiénes se trataba. Ahí permanecieron hasta el año pasado cuando la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh) tramitó su repatriación al Perú.


